Fragmento:
«No soy bueno recordando fechas. Tuvo que haber sido mayo, o junio del 67. Estaba con Mary, recién salida de la secundaria. La conocí a través de Jake, creo que amiga de una prima de él, o algo así. Rubia, delgadísima y muy alta. Más alta que yo porque desnudos, frente al espejo, me sacaba algunos centímetros. Tenía pecas y su pelo olía a frutas. No estoy siendo poético, se lavaba el cabello con shampoo con aroma a frutillas. Se quedó con nosotros unas buenas dos semanas, hasta que el estúpido de Gus comenzó abusar de la mescalina. Se asustaba de los gritos que pegaba el muy idiota en plena madrugada, al regresar medio borracho, medio drogado, del Club Pixie. Entonces se arrojaba al sofá, se quitaba los zapatos y comenzaba a improvisar unas canciones horribles. La pobre se asustaba de la cara transpirada, desencajada de Gus, bajo los efectos de la droga. ¿Qué será de ella?, ¿se habrá casado con un soldado, tal como soñaba? Tenía una marca de nacimiento en la ingle con forma de corazón. Roncaba y cuando cogíamos le gustaba llamarme Marty.« (…)
La Plata, Buenos Aires.
Oficina Perambulante, 2019.